lunes, 24 de abril de 2023

Me llamo Rojo de Orhan Pamuk - Entrada 1

Jinetes árabes de Adolf Schreyer
La obra está escrita en una estructura conocida como coral, narración coral, etc. y, curiosamente, muchos de los personajes-narradores tienen consciencia de que le hablan a un lector que los está leyendo: "el protagonismo se diluye entres varios personajes y el conflicto central se atomiza en una incontable variedad de pequeñas situaciones sin mayor consecuencia. El relato coral es un entramado de muchas historias donde ninguna se impone sobre las otras. El modelo coral se caracteriza sobre todo por su polifonía: el punto de vista narrativo, la voz cantante, pasa de mano en mano como una posta. Cada narrador aporta datos, de tal modo que el argumento se conforma por acumulación de aportes individuales, incluso a veces contradictorios. Porque en este modelo lo que interesa es la pluralidad" (https://www.imagina-madrid.es/es/articulos/un-relato-coral).

Luego, estamos eminentemente ante una novela con tintes históricos y policíacos en donde están en discusión los preceptos religiosos estrictos, la moralidad de un Estado religioso, preceptos y conceptos artísticos ulteriores y la importancia de estos en la sociedad en la que viven, la muerte en sí misma, el asesinato, la vida después de la muerte. Entonces, según los acontecimientos de estos pocos capítulos, como detonador de la obra nos encontramos ante el asesinato del Maese Donoso, uno de los ilustradores que hace los mejores dorados del sultanato, que es seguidor del predicador radical Nusret de Erzurum, quien ve pecado y degeneración por todos lados.

Entre los personajes, por el momento, tenemos al Maese Donoso, al predicador Nusret, a Negro, al Tío de Negro, a su hija la bella Seküre (de quien Negro se enamoró desde que era una niña) y al Asesino (que a veces me da a pensar que es Negro, pero no creo).

Todo indica que al Tío de Negro, el Sultán Pilar del Universo le encargó en secreto un libro de ilustraciones y este ha decidido realizarlo (influenciado por el retrato recién descubierto a través de los artistas venecianos) no de una forma convencional figurando las posesiones materiales del Sultán sino con “las riquezas interiores, de las alegrías y los miedos del mundo sobre el que gobierna Nuestro Sultán”. Para esto contrató ilustradores de los talleres del Sultán que tienen nombres en clave, pues es un secreto el libro y las reuniones que llevan a cabo: Cigüeña, Aceituna, Donoso y Mariposa. Después de una reunión secreta que tuvo con Donoso, este ya no volvió a casa y teme de que fue asesinado, y aquí me parece que empieza todo.

Entre tantos otros asuntos que toca el libro, me llamó mucho la atención el tema del descubrimiento del retrato, algo que para nosotros (primero desde esta época y segundo desde este lado del mundo) es de lo más normal del mundo, pero creo que es interesante colocarse ante los ojos de una persona de ese momento que, aunque aún no hay fecha exacta, pero calculo que es por el siglo XVI o XVII: "Los maestros venecianos habían descubierto métodos y técnicas para poder diferenciar un hombre cualquiera de los demás, no gracias a sus ropas y a sus condecoraciones, sino a los rasgos de su cara (…) Con que tu cara sea pintada así una sola vez, ya nadie será capaz de olvidarte. Por muy lejos que estés, aquel que mire tu imagen te sentirá muy cerca de sí. Todos aquellos que no te hayan visto en vida, años después de tu muerte pueden encontrarse frente a frente contigo como si te tuvieran delante”. Imaginen después el impacto de la fotografía y el video, quizás un cambio tan radical como ahora es la inteligencia artificial. En fin, se ha dado el primer paso de una carrera de aliento largo.

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El mercader ambulante de Ludwing Deutsch

Capítulo I. Estoy muerto

El Maese Donoso, conocido ilustrador e iluminador, ha sido asesinado desde hace cuatro días por alguien desconocido que busca destruir el Islam (“una conspiración contra nuestra religión, nuestras tradiciones y nuestra manera de ver el mundo”). Su alma no descansa hasta que sea enterrado (para deshacerse de la impureza del cuerpo) y se haga sufrir al asesino: “¡Encontrad a ese hijo de puta que me asesinó y yo os contaré todo lo que hay en el otro mundo con pelos y señales!”.

Ya muerto nos habla de varios temas: es una tortura saber que la vida sigue adelante cuando uno está muerto; antes de nacido a sus espaldas había un tiempo infinito, ahora, después de muerto, hay un tiempo inagotable; a pesar de no tener vida continúa consciente de la importancia del dinero; cuando estaba vivo no se había dado cuenta de que se encontraba rebosante de esperanza; a la hora exacta de su muerte se agarró “a la vida con uñas y dientes, mordiéndola, apasionadamente”; y cuando tuvo la certeza de la muerte su interior se llenó de “una increíble sensación de amplitud”.

 

Capítulo 2. Me llamo Negro

Negro vuelve a Estambul después de 12 años de ausencia. Estuvo trabajando con los bajás “por las infinitas estepas del país de los persas” y, en ese transcurso, olvidó el rostro de su prima, de quien se había enamorado aún cuando era niña: “comprendí que el ser humano acaba por olvidar una cara que nunca ve por muy querida que le sea”. A su vuelta, sabe que la mayoría de sus amigos, familiares y conocidos han muerto por la guerra contra los safavíes (guerra contra los otomanos entre 1532-1555 y 1623-1639).

La ciudad la percibe entre una mezcla de riqueza exuberante y pobreza lamentable, además de que el dinero ha perdido su valor, como en muchas otras ciudades. Es decir, se vive una época “de inmoralidad, carestía, asesinatos y robos”.

El predicador Nusret de Erzurum daba sus sermones en la mezquita de Beyazit (el Maese Donoso lo escuchaba), tenía mucha fama por ese entonces y se decía descender de la estirpe del Profeta Mahoma. Le atribuía toda desgracia ocurrida (la guerra, incendios, peste, cristianos rebelados en el oeste) a que las personas se habían alejado de Mahoma, de las órdenes del Sagrado Corán, acrecentaban una tolerancia a los cristianos, a la venta de vino con total libertad y a que en los monasterios se tocaban instrumentos musicales.

En el interior de un café encontró a un narrador de cuentos, llamado telonero, que había desplegado una pintura con la imagen de un perro y lo hacía hablar de sus propios labios.

 

Capítulo 3. Yo, el perro

El perro habla sobre un predicador insolente que emitía sus discursos en la mezquita de Beyazit, lo hace llamar el maestro Husret (Nusret). Y decía: “La única razón de la carestía, de la peste y de las derrotas es que hayamos olvidado el Islam de tiempos de nuestro Santo Profeta y que nos hayamos creído ciertas mentiras y otros libros aparte del Corán que aseguran ser musulmanes. (…) Las gentes van a los cementerios a implorar, piden ayuda a los muertos, van a los mausoleos y adoran piedras, anudan cintas y ofrecen sacrificios como si fueran idólatras. (…) Los derviches, los mevlevíes, los halvetíes, los kalenderis, leen el Corán tocando los instrumentos musicales, hacen bailar a niños y jóvenes con la excusa de que rezan en común, son todos unos infieles”. Asimismo el café era del Diablo porque se embriagan con café y los lugares en donde los venden son concupiscentes e inmorales.

Luego, el perro habla e intenta defender a su especie frente a los maltratos que recibe y la injusticia de derechos frente a los humanos, muchos incitados por el predicador Husret: “Si su intención es convertir a los perros, además de en enemigos, en infieles, tendré que recordarles que el hecho de ser enemigo de los perros es en sí ser infiel. Cuando llegue el momento de las ejecuciones de estos canallas, momento que espero no muy lejano, quizá nuestros amigos los verdugos nos inviten a comer un pedazo de ellos como hacen a veces a modo de ejemplo”.

 

Capítulo 4. Me llamo Asesino

Asesinó a Donoso porque la comunidad de ilustradores estaba en peligro a causa de “las calumnias de un inconsciente”. Donoso fue su compañero de ilustración desde hace veinticinco años, y lo mató con un estilo “vulgar y grosero”.

La razón estiba en que, según Donoso, la pintura que estaba haciendo el Asesino, encargada por el señor Tío, era un gran pecado, una blasfemia por lo que ardería en el fondo del Infierno. El Asesino, escuchando esas palabras, comprendió que si otras personas las escuchaban definitivamente las creerían.

Se mantiene constantemente intranquilo por ser un asesino, a pesar de que a veces piensa que cualquiera en realidad puede también serlo, todos pueden ser culpables: “…veo que muchos se creen inocentes solo porque no han tenido la oportunidad de cometer un asesinato. Resulta difícil creer que la mayoría de la gente sea más moral o mejor que yo solo por una pequeña cuestión de azar y de destino (…) cualquiera con un brillo de inteligencia en la mirada o la sombra de su espíritu reflejándose en su rostro era un asesino en secreto. Solo los bobos son inocentes”.

“Solo mucho después de tirarle al pozo fui capaz de pensar que en lo que había hecho existía un aspecto grosero que no se correspondía en absoluto con la delicadeza que cabe esperar de un ilustrador”.

 

Capítulo 5. Soy vuestro Tío

Es Tío de Negro, de quien está muy orgulloso: “el respeto que me demuestra, el cuidado que pone al besarme la mano”. Negro fue su aprendiz en el oficio de la ilustración.

 Su hija, la bella Seküre, es la prima de la que Negro se enamoró en su juventud. Después de que él se marchó de Estambul, ella se casó con un caballero que fue a la guerra y desapareció a pesar de tener dos hijos en común.

El Tío de Negro le escribió una carta hasta Tabriz para hacerlo llamar a Estambul con el fin de comentarle que tiene un libro de encargo por parte de Nuestro Señor el Sultán, Pilar del Universo. Para ello, encargó dibujos a los mejores ilustradores de los talleres del Sultán para representar “las riquezas interiores, de las alegrías y los miedos del mundo sobre el que gobierna Nuestro Sultán”. Los ilustradores son llamados en clave porque el libro es un secreto y se reúnen de la misma manera: Cigüeña, Aceituna, Donoso y Mariposa.

El Tío de Negro, a través de los maestros venecianos, descubrió el retrato: “Los maestros venecianos habían descubierto métodos y técnicas para poder diferenciar un hombre cualquiera de los demás, no gracias a sus ropas y a sus condecoraciones, sino a los rasgos de su cara (…) Con que tu cara sea pintada así una sola vez, ya nadie será capaz de olvidarte. Por muy lejos que estés, aquel que mire tu imagen te sentirá muy cerca de sí. Todos aquellos que no te hayan visto en vida, años después de tu muerte pueden encontrarse frente a frente contigo como si te tuvieran delante”.

Entonces, desea crear un libro con retratos del Sultán: “pintado con todo lo que poseía, con todo lo que mostrara su mundo y representara sus confines”.

El Tío de Negro teme por que hayan asesinado al Maese Donoso, el ilustrador que hacía los mejores dorados.

What People Think About Me de Vasily-Polenov

           


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